“En un país ganadero y productor de azúcar, Coppelia tiene que cerrar sus puertas porque no tienen ni leche ni azúcar, demostrando el colapso total de la economía cubana”

El abre y cierra de Coppelia no es nada nuevo, durante todos los 63 años del régimen comunista de Cuba, esta ha sido la tónica de los establecimientos que de alguna forma abren con mucho impulso y a la postre se quedan sin combustible para continuar.

Este viernes el medio independiente 14ymedio dio a conocer el cierre del popular restaurante de venta de helados y postres, Coppelia, uno de los proyectos insignias del régimen castrista, que ha tenido que cerrar por la falta insumos como la leche y el azúcar (en un país productor de azúcar).

De acuerdo con la información del medio, Coppelia permanecía cerrada, con las luces apagadas y las mesas recogidas. Las trabajadoras solo estaban vendiendo algunas golosinas que sobraron de los últimos días de venta.

«No hay helado, no hay leche, no hay azúcar, no hay nada», comentó una trabajadora del local a un reportero de ese medio informativo.

De acuerdo con el medio 14ymedio, Coppelia atraviesa una grave crisis, según les reveló una fuente anónima que trabaja en la fábrica. El helado que se produce actualmente es de tan baja calidad que no se puede vender ni siquiera en el mercado negro porque nadie lo compra.

«No hay helado, no hay leche, no hay azúcar, no hay nada», pregonaba con humor una de las trabajadoras, quien respondió con otra pregunta al cuestionársele cuándo reabriría el establecimiento: «Ay, mi amor, ¿en qué país tú vives?».

Otros empleados contestaban dando largas, pero sugiriendo que no será pronto: «No se sabe», «Esto es para largo y tendido», «No va a haber por un buen tiempo».

Según la fuente en septiembre de este año, con motivo de la Cumbre del G-77 en La Habana, se hizo una edición especial del helado Coppelia, solo para los invitados al evento y los hoteles.

Incluso, el helado se guardó bajo estricta vigilancia para evitar robos y los trabajadores solo pudieron probar una pequeña muestra del helado, explicó esta persona.

“Fue como un insulto, nos mostraron lo que era un helado de verdad y lo que nos estaban dando a nosotros”, añadió la fuente.

«Sé de compañeros que revendían parte del helado que sacábamos, pero llevaban meses que no, porque el producto era de tan mala calidad que no se vendía, más parecía durofrío que helado», explicó la fuente al medio periodístico.

En el mes de marzo, el precio de los helados en Coppelia aumentó, según anunció el Grupo Empresarial de Comercio Interior de La Habana. La razón que dieron los directivos fue que el gobierno había aumentado el precio de la leche fresca para estimular la producción agropecuaria, lo que afectó los costos de la industria láctea, incluyendo el helado.

Sin embargo, la situación de Coppelia no es nada nuevo el vaivén de la llamada “catedral del helado”, ha sido constante, entre regulaciones de la cantidad de helados que te permiten comprar, así como la disminución de los productos en oferta.

A todo esto, se le suma la baja en la calidad, que con el paso de los años ha venido degradándose a un punto tal que en ocasiones es imposible comerse sus helados.

Coppelia se inauguró en 1966 con el utópico objetivo de que la Revolución produjera más y mejores sabores que en los países capitalistas, en la constante competencia de ya desaparecido dictador Fidel Castro con los Estados unidos.

Su esplendor fue breve, sin embargo, la crisis que enfrenta hoy no es comparable a la crisis del Período Especial, en los años 90, cuando bajó de manera drástica la cantidad y la calidad de su oferta, remitieron las colas gigantescas en sus mostradores.

Esto demuestra el colapso total que vive hoy día la economía cubana, que no logra ponerse en pie por si sola, necesita culpar al falso bloqueo de EEUU y necesita de las migajas de donaciones de los países cómplices del castrismo.

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