“El régimen de Cuba cuenta con activistas preparados para desestabilizar regiones como la América Latina y Estados Unidos, lo cual se corrobora recientemente”

Un reciente informe revela que activistas cercanos al régimen comunista de Cuba se encuentran detrás de las protestas anti Israel que irrumpieron en el Hamilton Hall de la Universidad de Columbia con el objetivo de reavivar los sangrientos disturbios de Black Lives Matter del verano de 2020.

En un reciente informe publicado por el New York Post, se revela que activistas de una organización radical con sede en la ciudad de Nueva York, conocida como The People’s Forum (TPF), familiarizó a los activistas anti-Israel con las técnicas de protesta de Black Lives Matter justo horas antes de que irrumpieran en la Universidad de Columbia.

La organización The People’s Forum (TPF), antiisraelí con conocidos vínculos con el Partido Comunista Chino y respaldada por el empresario estadounidense Neville Roy Singham, un autodenominado socialista conocido por apoyar financieramente a la izquierda a través del brazo benéfico de Goldman Sachs.

El informe revela que hubo una reunión el lunes en la noche en Manhattan organizada por TPF, horas antes de la infame del edificio, alrededor de 100 activistas con máscaras fueron enfurecidos por el director ejecutivo de la organización, Manolo De Los Santos (con grandes conexiones con Cuba), quien pidió un “golpe final para destruir a Israel”, en un video viral a principios de este año.

Por su parte, el medio independiente ADN Cuba ha dicho que por mucho tiempo investigado al activista de origen dominicano, tiene una larga y legendaria historia de trabajar con algunos de los principales líderes del partido comunista de Cuba, incluido su presidente, Miguel Díaz-Canel.

Al dirigirse al grupo de activistas anti Israel, De Los Santos lanzó invectivas sobre la administración “sionista” de Columbia, a quien criticó por querer “parecerse más a sus amos en Israel”, escribió el Washington Free Beacon, en un artículo investigativo.

El activista entrenado por el régimen de Cuba, instó a la multitud, muchos de ellos envueltos en keffiyehs, a “darle a Joe Biden un verano caluroso” y “hacer insostenible que se lleve a cabo la política habitual en este país”.

De igual forma hizo referencia a traer de vuelta “el verano de 2020”, invocando la violencia generalizada que asedió a las principales ciudades de Estados Unidos de costa a costa en las semanas y meses posteriores al asesinato de George Floyd, con participación policial, el 25 de mayo de ese año.

Los disturbios, que fueron presentados por CNN como “ardientes, pero mayoritariamente pacíficos”, causaron daños por más de 400 millones de dólares en todo el país, incluidos más de 450 negocios de la Gran Manzana que fueron saqueados o dañados.

Unas horas después de que los activistas convocasen a la reunión del lunes, docenas de manifestantes criminales allanaron ilegalmente el edificio del campus de Manhattan y obtuvieron acceso a través de una puerta con paneles de vidrio que uno de los activistas rompiera con un martillo.

La multitud destrozó la estructura histórica, rompiendo puertas y ventanas, y bloqueó las entradas, explicó un portavoz de la universidad en ese momento. También colgaron al menos un cartel en una ventana de Hamilton Hall adornado con la palabra “intifada”, según mostraron fotografías y videos.

Los policías llegaron al campus de Morningside Heights el martes por la noche después de ser llamados por el presidente de Columbia, Minouche Shafik, y los agentes vestidos con equipo antidisturbios utilizaron una configuración similar a una rampa para acceder al edificio a través de una ventana que da a Amsterdam Avenue.

De acuerdo con el reporte, en total, 44 personas fueron arrestadas, incluidos dos miembros del personal de la universidad y 13 «forasteros» que no estaban afiliados a la escuela, detalló Columbia en un comunicado de prensa el jueves.

La mano de la dictadura comunista de Cuba se ha comprobado en las diferentes manifestaciones que se han producido en América Latina y ahora en Estados Unidos, con activistas preparados por el régimen castrista y con ordenes precisas de desestabilizar la región.

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