Padre Alberto Reyes envía mensaje en Viernes Santo “no es el que domina sino el que sirve”
“En celebración del Viernes Santo, el Padre Alberto Reyes envía un fuerte mensaje a los feligreses: No es el que domina sino el que sirve, no es el que se centra en su propio interés sino el que es capaz de sacrificarse por los demás”
En conmemoración de este 29 de marzo, Viernes Santo, el Padre Alberto Reyes, de Florida, provincia de Camagüey, envió un claro mensaje a los feligreses a través de su perfil en Facebook, creando consciencia sobre la importancia de asumir nuestras responsabilidades.
Reyes, ha sido una voz clara entre las escazas voces dentro de la iglesia católica cubana, que se ha atrevido a denunciar los desmanes y las constantes violaciones a los derechos humanos que lleva a cabo la dictadura castrista contra el pueblo.
En múltiples ocasiones Reyes ha hecho llamados al pueblo cubano a denunciar las violaciones constantes que se han cometido y en entrevistas a nivel internacional, el párroco cubano ha denunciado los atropellos del régimen cubano contra la sociedad.
En su atinado artículo, Reyes expresa la necesidad de convertirnos en seres de luz, lo que, sin lugar a dudas, explica, “optar por la luz es optar por la cruz”.
Esto no es más que aceptar la responsabilidad que como seres humanos tenemos con nosotros y con nuestra sociedad y que de una forma magistral el Padre Alberto Reyes, lo explica invitando de esta forma a la población a transitar por el camino de la verdad.
Actualmente en Cuba, existen muchos cubanos que decidieron optar por la luz, saliendo en manifestaciones y otros desde su propia trinchera han denunciado al régimen castrista, razón por la cual hoy muchos cargan la cruz de estar presos y otros de estar en el destierro.
La reflexión de Reyes no es más que un llamado a tomar el camino correcto, aunque esto implique que no le guste a la dictadura, como ya ha dado muestras de esto, el llamado es a servir y no a servirse como muchos hoy lo hacen en Cuba.
A continuación, reproducimos de forma integra el mensaje del Padre Alberto Reyes:
A propósito del Viernes Santo
Evangelio: Juan 18, 1-19.42
Hay personas que han recibido un halago que es a la vez una advertencia: Eres un ser de luz.
Tengo en mi subconsciente haber leído un texto de García Márquez que me voy a inventar en su expresión, pero cuya idea era el primer encuentro entre dos personas, e iba más o menos así: «Nada más conocerlo, se dio cuenta que era alguien bueno, amable, servicial, especial, en fin, lo odió».
La luz siempre será un faro indicador del bien, de la verdad, de la justicia y precisamente por eso, será acogida y bendecida por unos, y aborrecida por otros, y junto a la luz, se amará o se aborrecerá a su portador. Por eso, optar por la luz es optar por la cruz.
Y Jesús proyecta demasiada luz.
Proyecta luz sobre el rostro de Dios, un Dios que es presentado como Padre y amigo, que mira con ternura tanto a quien lo escucha como a quien lo rechaza, que “hace salir el sol sobre justos e injustos”. Un Dios que odia al pecado, pero ama al pecador, que no inspira miedo sino misericordia. Un Dios que envió a su Hijo al mundo no para juzgarlo sino para salvarlo.
Proyecta luz sobre la falsa religión, esa religión que se reduce a prácticas exteriores, que honra con los labios, pero mantiene el corazón lejos de Dios, esa religión que es rica en ritos pero que se mantiene insensible a la necesidad ajena, que es dura e inmisericorde, que excluye y maltrata.
Proyecta luz sobre el hombre, cuyo ideal, para Jesús, no es el que domina sino el que sirve, no es el que se centra en su propio interés sino el que es capaz de sacrificarse por los demás, no es el que busca el honor y la gloria de este mundo sino pasar por este mundo haciendo el bien.
Proyecta luz sobre la sociedad, que fracasa cuando acepta como ideales las propuestas con las que él mismo fue tentado: el poder, el tener, el aparecer; que se autodestruye en un afán competitivo donde hay que sobresalir a toda costa, que desprecia y desecha al necesitado y al vulnerable.
Sí, demasiada luz, para su tiempo y también para el nuestro.
¿Hubiera podido Jesús evitar su muerte? Ciertamente sí, pero al precio de apagar la luz que había encendido, al precio de adecuarse a la mentalidad de este mundo, resignándose al triunfo del mal y abandonando para siempre a la humanidad en manos del «príncipe de este mundo».
Si hubiera renunciado a la luz, no habría terminado en la cruz.
Pero prefirió la luz, y con ello abrió un camino y un horizonte: un camino que no ahorra la incomprensión, el rechazo y el dolor, pero que tiene de fondo el gozo, la resurrección y la vida para todo aquel que tenga el coraje de elegir vivir como un ser de luz.
Fin del mensaje del padre Alberto Reyes, viernes 29 de marzo del 2024
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