Alina Bárbara López Hernández es expulsada de la UNEAC

Profesora Alina Bárbara López Hernández es expulsada de la UNEAC

“Alina Bárbara López Hernández expresó que el día que sienta nostalgia de pertenecer a una organización intelectual, siempre podría ayudar a fundar alguna”

La profesora Alina Bárbara López Hernández dio a conocer a través de sus redes sociales en una publicación que tituló “Sanciones que honran”, que había sido expulsada definitivamente de la organización castrista Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

López Hernández que creyó en el sistema socialista de Cuba comentó en su perfil de facebook que había sido citada a una reunión con la directiva del Comité provincial de la UNEAC de Matanzas.

En dicha reunión cuenta la intelectual cubana, se encontraban presentes, además de su presidente, cuatro personas más que presiden las diferentes asociaciones que componen la organización en esa provincia.

De acuerdo con López Hernández, los directivos alegaron que el motivo de su separación de debía a que habia realizado actividades contra la revolución, que incluyen publicaciones en las redes sociales y medios de prensa contra la alta dirigencia del régimen.

“Yo soy una científica social, soy una ensayista de literatura histórico social. La naturaleza de mis escritos, por los cuales yo entré a la UNEAC, siempre fue crítica y vengo estudiando la historia del Partido Comunista desde antes de los años 40 del pasado siglo”, explicó López Hernández.

“Tengo ensayos premiados sobre esto, uno de mis libros fue Premio Nacional de investigación cultural”, señaló la profesora al medio informativo Martí Noticias.

“Ahora ellos consideran que mi labor como articulista es algo que la organización no puede aceptar cuando nunca he usado ofensas gratuitas, cuando siempre he usado argumentos, cifras, como historiadora y como filósofa que soy, pero, sencillamente la UNEAC es una organización que sabemos el modo en que se dirige desde la instancia nacional”, explicó.

 

 

López Hernández comentó en su publicación de Facebook que no apelaría a la decisión tomada ya que “parece dictada más por agentes de Seguridad del Estado que por escritores y artistas. Además, no se tomaron el trabajo de buscar asesoría jurídica profesional para, al menos, dar un cariz argumentado a las causas que esgrimen para aplicar tal medida”, explicó.

La profesora indicó que había tenido que tomar nota de la sanción impuesta por la UNEAC, debido a que se negaron a entregarle copia de la resolución alegando que era un “comunicado verbal”.

“Incluso, no querían dictarme cuando les pedí que lo hicieran. Tuve que insistir mucho para que repitieran la lectura del documento. La pretensión del presidente de la UNEAC era que yo escuchara y, al terminar la lectura, concluyera la reunión pues no querían debatir», explicó López Hernández.

“Me conocen muy poco evidentemente. No acepté e impuse un intercambio que no deseaban donde tuvieron que escuchar mi punto de vista”, agregó.

Entre las causas de la expulsión de Alina Bárbara López Hernández, indicaron que había realizado actividades contra la revolución, por publicaciones contra la alta dirigencia de la revolución en La Joven Cuba, en CubaxCuba y en mis redes sociales, además de mostrar solidaridad con el movimiento del 11 de julio.

Asimismo, fue acusada por los directivos de la organización castrista de “incurrir en delitos graves previstos y sancionados por el Código Penal como desobediencia y atentado”, explicó la intelectual cubana.

Además, le acusaron de violaciones graves de los estatutos y del reglamento de la UNEAC.

“Debí aclararles que el 11 de julio ocurrió en Cuba un estallido social, que no fue estructurado, ni organizado por ninguna instancia ni tuvo un liderazgo reconocible; fueron manifestaciones populares espontáneas y no un movimiento”, detalló López Hernández en su artículo en Facebook.

“Les dije que, efectivamente, he analizado en artículos las causas del estallido social y he solicitado la libertad de los presos políticos pues me parece injusto que cumplan altas penas de prisión personas que solo se manifestaron gritando consignas o grabando videos de lo ocurrido”, agregó.

En cuanto a los supuestos delitos de Desobediencia y Atentado, catalogados como delitos graves previstos y sancionados por el Código Penal cubano, la intelectual contestó:

“Ambas imputaciones, una que llegó a condena por Desobediencia y otra que todavía está en fase de instrucción, son farsas judiciales que ni siquiera han sido a través de la Sala de Delitos contra la Seguridad del Estado”, indicó.

“Son delitos comunes que le fabrican a las personas incómodas para poder amenazarlas, coaccionarlas y evitar que sigan actuando de una manera que el gobierno considera inaceptable”, detalló López Hernández.

“Por un lado, la Desobediencia en sí misma no es un delito grave, es un delito leve. La pena fue una multa y además no tengo antecedentes penales porque, precisamente, no era un delito grave, como ponen ahí en el documento infame de la UNEAC”, explicó.

“Por otro lado, el Atentado es una acusación que está en fase de instrucción, ni siquiera se ha llevado a juicio. Por tanto, ante la ley, yo soy inocente y la UNEAC está desconociendo esos que son principios legales, al menos están recogidos en el Código Penal”, resaltó.

En cuanto a las violaciones graves de los estatutos y reglamentos de la UNEAC, López Hernández comentó que, el haber hecho público el proceso disciplinario al que estaba sometida y ofender a un miembro de la organización gubernamental, era una violación grave.

Los dirigentes de la UNEAC puntualizaron que López Hernández no puede criticar la infalibilidad del Partido Comunista de Cuba (PCC).

“No puedo criticar nada que venga del Partido porque la organización acepta, en sus reglamentos y en sus estatutos, el papel dirigente del partido”, puntualizó. “Yo ejerzo derechos constitucionalmente establecidos en el artículo 56 de la Ley de leyes: libertad de expresión y de manifestación pacífica”.

Asimismo, López Hernández dijo, “Le recordé que el reglamento de la UNEAC no puede desconocer a la Constitución de la República”.

La intelectual cubana, destacó que había expresado todo lo que merecía tal conducta.

Al marcharme les dije que sentía vergüenza por ellos. Los demás bajaron la cabeza y no respondieron. Solo el presidente de la UNEAC manifestó que no sentía vergüenza alguna. «Debes haberla perdido», fueron mis últimas palabras, expresó López Hernández.

Estoy segura de que «la orden de combate» de la UNEAC fue decidida en otras instancias. A esas instancias le aclaro algo importante: yo seguiré siendo una intelectual, una ciudadana y una cubana digna aun fuera de esa organización que se ha deshonrado desde hace mucho. Eso ustedes no lo podrán evitar, aunque les moleste, afirmó.

Por otra parte, López Hernández aclaró que “si el objetivo es aislarme lo tendrán difícil. Este es mi país, mi patria. Aquí seguiré dando la pelea. Porque, además, el día que sienta nostalgia de pertenecer a una organización intelectual, siempre podría ayudar a fundar alguna”, indicó.

Paso página de la UNEAC. Como dijo el gran dramaturgo Abelardo Estorino en una de sus obras: «Yo creo en lo que está vivo y cambia». La UNEAC no entra en ninguna de esas categorías, concluyó.

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